jueves, 14 de septiembre de 2017

14 de septiembre de 2017

Carta abierta para Carmen y Rodrigo.

Dejen que les hable con más confianza, por dos razones. La primera es que soy mayor, algunos años, que ustedes. Y la segunda es que al parecer luchamos por el mismo motivo: la preservación de la verdad.

Me permito escribirles porque mañana es el aniversario de la independencia de mi país, México. Deseo honrar esa fecha, liberándome de los fantasmas que han sembrado en mi vida mis enemigos en estos últimos tiempos.

Como bien saben, desde hace más de nueve años he sido el blanco de un grupo acostumbrado a estrujar los bienes, la capacidad y la tranquilidad, de personas y países, para mantener la condición de poder que tanto les conviene y así dar energía al círculo vicioso en que se convierte su codicia.

Esta camarilla, a la cual ni siquiera conozco su voz por el teléfono, sigue una línea que es el común denominador que los delata, la mentira. En ese molde se mixturan personas de distinta clase social y económica, para dar sentido a su vida, pues su existencia necesita que la verdad no tenga salida por ningún lado.

Censuraron mi libro y lo sacaron de México, en donde seguramente lo negociaron al precio que a ellos más les convenía. Con trampas, me trajeron a Brasil, que es un puerto en donde ellos se mueven a sus anchas y lo escondieron en Chile.

En pocos renglones, se describe el esquema que se utilizó y que les ha dado buenos frutos por décadas. Si forman un triángulo con los países descritos, se darán cuenta de que abarca toda Latinoamérica, su platillo favorito.

El complemento es el mejor: nosotros. Siempre dispuestos a servir al visitante que no necesariamente tiene buenas intenciones. Nuestro comportamiento está formado con la misma ingenuidad que tuvieron nuestros tatarabuelos.

La irresponsabilidad nos cubre de cualquier ráfaga de viento de libertad. Por qué pensar, si los extraños ya registraron las ideas?

Ellos dictan las reglas, cubren nuestras aspiraciones y escriben el futuro que les conviene. Todo desde luego, con nuestros recursos.

Hoy es Brasil, ayer fue México, mañana conoceremos cuál es el próximo en la lista. Una cosa es segura, el ganador será el mismo.

No dejen que los desorienten. No caigan en sus enredos, que son maestros en ese campo.

Simulan estar divididos. Engañan al decir que se traicionan. Y es donde uno pierde el equilibrio. Ellos, están amarrados por la cola.

Tengo la mejor disposición de colaborar a que la justicia llegue a las alturas que siempre se le prohíben y no solamente a los bandos medios que forman un muro de contención.

Reciban un afectuoso saludo

Atentamente

Francisco Alberto Servin de Alba
En Salvador, Bahía.

lunes, 11 de septiembre de 2017

Paulo y Mónica Inés

11 de septiembre de 2017


Paulo y Mónica Inés


Hoy, exactamente, se cumplen tres años, que hice pública mi denuncia de la persecución que he sufrido desde el año 2008, supuestamente por haber escrito mi libro “Sin Pase de Abordar” (la parte oscura en la venta de Aeroméxico).

Durante este tiempo, han sido muchos los que han auxiliado a los autores de esta forma de castigo. Algunos lo hacen por beneficio personal. Otros por miedo a un chantaje. Y, es posible que existan quienes fueron amenazados.

Me gustaría preguntarles a Paulo Coelho y a Mónica Inés Cumar Camus, en que categoría, de las descritas arriba, están. Pues, ambos me encargaron trabajos hace más de ocho años, a través de mi representante, Paulina Inés Ried Cumar y cumplí en tiempo y forma, pero desgraciadamente ellos no lo hicieron igual con los pagos respectivos. 

Según me dice, quien hizo el trato con ellos, pagaron hace cinco años, pero se niegan a dar una copia del pago y sin ella no puedo saber en donde, cuando y el monto del mismo. Sin esos datos es imposible iniciar una acción legal en contra de quien ha retenido mi dinero que tanta falta me hace. Al grado tal, que los últimos meses he vivido recolectando de la basura, la comida que llevo a mi casa. Gracias a personas que saben mi situación, he podido resistir esta descarga continua de odio y de soberbia por tanto tiempo.

No puedo hablar con los dos a quienes señalo en este escrito, pues ellos no desean hablar conmigo. No sé, ni entiendo cuál pueda ser su razón, pero el negarse por tantos años a dar los datos que son indispensables para mí, es una señal que no necesariamente es de buena voluntad.

Les pido a ambos no tan solo me hagan llegar lo que se les ha pedido muchísimas veces, sino que expliquen a la opinión pública el porqué me hacen esto, pues ni siquiera tengo el gusto de conocerles en persona.

Ojalá, ya que ambos son personas de letras, entiendan la desesperación que puedo sentir con su falta de seriedad, por decir lo menos.

Espero, que no tengan que ver con el grupo de bribones que ha desatado los demonios en contra mía en este periodo de mi vida.

Atentamente

Francisco Alberto Servin de Alba


Salvador, Bahía, Brasil.

jueves, 24 de agosto de 2017




Todo un teatro

Son las seis de la mañana, estoy despierto. 

Soy muy afortunado y agradezco, a quien se tenga que agradecer en estos casos, el que pueda saber por adelantado como será el día que está comenzando: exactamente como el de ayer; una copia del de anteayer, el hermano gemelo del de la semana pasada e igualito al de hace un mes. Y no es porque me lo haya pronosticado “Tu día”, la columna de la revista quincenal a la que estaba suscrita doña Helena, de un apellido impronunciable, que supongo era la anterior moradora del apartamento en donde vivo. Ni tampoco, porque la señora Claudia, la propietaria del café (en donde hacen el mejor pan que probé alguna vez), me lo adelantara con la precisión de su tarot. No.

Simplemente es por costumbre que puedo adivinarlo, pues lo se de memoria. 

Soy un actor que dentro de poco cumplirá nueve años, interpretando el mismo papel en la misma obra. Y como no existe un catálogo de embustes tan extenso, ni otro personaje que pague al trabajar, el final está llegando. Lo huelo, lo percibo, lo siento.

El problema no es mío, es de los propietarios de la institución que trabajan en familia: la escritora, el escenógrafo, los tramoyistas, el ingeniero de sonido, el de las luces, la maquiladora y hasta quien vende los boletos. Todo un clan de triunfadores. Pero no saben que hacer, como bajar el telón, por más insinuaciones mías, pues veo que pierde fuerza lo que hago, no quieren pagar mis honorarios.

El asunto es que fui un tonto com exceso de confianza, pues quien me represento en la cuestión del dinero, fue mi mujer, que nunca imagino ser, la hija de los dueños del teatro.

Ella, también, esta aburrida porque todas las mañanas sabe como será el día que comienza; como el café de las últimas semanas, sin azúcar y sin leche.

lunes, 21 de agosto de 2017




Inocentes tramposos

Ignorantes de la vida que mienten a la historia y no piensan que el tiempo de vez en cuando se enoja, como cualquiera de nosotros. Furioso levanta los brazos y sus aspavientos hacen volar las hojas mal escritas.

Ingenuos que creen descargar la consciencia eliminando al adversario. 

Que la complicidad es solo de momento y ese instante se puede rayonear, como si un destino lleno de errores pudiera presentarse en limpio.

Inocentes tramposos que confunden un hoyo con un cráter, que a la injusticia le dicen solución y a la cobardía la ven cada semana. 

Humillar para ellos es costumbre y la ambición, su destino se tragó. Entonces se dan cuenta de que, demás, no sirve en lo importante, pues cualquier segundo de verdad los pone de cabeza en un soplido.

Son fanáticos del oro y de coronas; de joyas y diamantes, de castillos y pinturas, de todo aquello que limpie lo pasado y lustre el porvenir. Es la gran defensa que destila el pecado en sus entrañas, porque los años con el polvo, tejen eslabones que producen el milagro: dejar a punto la cosecha del engaño.

jueves, 17 de agosto de 2017

Los demonios amarrados

Quien no se puede mover, quiere que el mundo pare.

Que las plantas no respiren, que la médico no opere, que el escritor ya no escriba y hasta que el gato no huya por las noches.

Solo los vivos inertes, rodeados de lacayos, desean, con rabia incontrolable, que las sombras del pasado no se muevan sin permiso. El poder los embriagó y viven una permanente resaca en donde las neuronas solo son vacacionistas.

Los demonios amarrados a la pata de una cama o al trono de una reina, tienen miedo de moverse porque saben que dependen, no de ayuda, sino de valor para enfrentar al espejo de su triste vanidad; a la ventana del interior que esta con la cortina cerrada, por temor a conocer el propio vacío.

Tienen miedo de moverse, pues se dieron cuenta de que larga es la cola que tienen pegada con envidia; que son prófugos de sí mismos y que están atrapados por sus culpas.

Tienen miedo de sembrar porque no son capaces de tirar a la basura el resto de la mala semilla que aun queda. No se dan cuenta de que siguen comiendo el mismo veneno que les nutre. Se olvidaron que regaron la maldad en patio ajeno.

Tienen miedo que otros se muevan, porque no son libres, porque no tienen un espíritu que vuela, porque no saben que la libertad es el mejor grillete del que ama. Porque dando cuerda al reloj del universo, el tiempo se les pasa.

Tienen miedo a ser felices porque no confían en su tranquilidad, no la pueden comprar con la única moneda que conocen.

Tienen miedo a la vida, porque cobran el peaje de un destino equivocado, porque coleccionan embustes y mentiras. Porque no saben declamar, porque a la vida se le canta con acciones de las que no se cotizan en las bolsas de comercio, aquellas de gestos con amor que solo se derraman cuando se tiene el verdadero sentido de existir.

Por eso pido por los que no se mueven, por miedo o cobardía, para que puedan gozar, un día al menos, con la bendición de ser distintos; de ser exonerados de sus culpas, sin olfato desde luego, para no descubrir la estela que dejan a su paso.

martes, 9 de mayo de 2017

Sin título

                         
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No tienen derecho aquellos que comercian con el miedo que provocan. Que hacen florecer la enfermedad, para vender el remedio.

No tienen derecho aquellos que mienten y hacen daño, por costumbre. Que matan cualquier sentimiento por maldad.

No tienen derecho aquellos que ocultan y traicionan al de enfrente. Que mutilan una pierna y desequilibran al mundo. Que cortan un miembro sin pensar en el abrazo de la paz. Que no les basta un ojo o un oído, sino también, la voz del pensamiento.

No tienen derecho aquellos que abandonan por interés, pero que no sueltan por capital. Que prohíben lo que no se les ocurra. Que pagan mal, aunque abran la cartera. Los que no pueden ocultar su poco seso debajo del sombrero, ni su cuerpo marchito debajo del vestido.

No tienen derecho aquellos que se visten de negro para vender armas a dos bandos. Y de blanco, para surtir los antibióticos a los que resistan de ambos lados.

No tienen derecho aquellos que explotan lo de otros y se ofenden cuando su esquema es descubierto. Aquellos que confunden el efecto con la causa, por su propia conveniencia. Los que pisan y exigen la disculpa.

No tienen derecho, ni lo deben de tener jamás, aquellos que se apropian de una isla, porque nadie pesca en ella. Los que juegan a ser dioses y ni para santos sirven. Los que se olvidan que esta vida es pasado y es futuro. Y que cada quien es dueño de la suya... aunque les duela.