16 de marzo de 2015
Carta abierta a la Reina Máxima, de los Países
Bajos:
Señora mía, le doy gracias a Dios, que
usted es Argentina de nacimiento, pues me ahorrara muchos problemas el que no
tengan que traducirle esta misiva. Que por cierto no será muy extensa.
El país que usted representa, dignamente,
junto con su esposo, se ha destacado en los últimos años, por su crecimiento y
desarrollo sustentable. Es reconocida mundialmente la capacidad que tienen en
la resolución de problemas. Con poco, han hecho mucho. Y ahora, su nación, por su experiencia es
una de las más requeridas por aquellas que están en vías de desarrollo.
Yo, al igual que usted, nací en este lado
del mundo. Soy orgullosamente latinoamericano. Para más señas, del hermoso país
que es México.
Hace siete años escribí un libro en donde
narro un fraude en la subasta de una línea aérea mexicana: Consorcio
Aeroméxico.
A través de una trampa, mediante la firma
de un contrato por la compra de derechos, me ha secuestrado mi obra, otra línea
aérea, LAN, de Chile. No se respetó ninguna de las cláusulas del contrato
firmado. Obvio es decir que hasta el momento no se me ha pagado un centavo. Por
más esfuerzos que hemos hecho, mi mujer y yo, se niegan a resolver esta
situación conflictiva que ha invadido mi hogar.
Esto no debiera sobrepasar el lado
judicial por su incumplimiento, pero lo han llevado a un grado tal, que lo que
quieren es aniquilarnos. Y le voy a decir porqué: tienen miedo, pues todo este
desbarajuste es una simulación para ocultar males que son materia de repudio
general e ingreso en una institución donde profesionales intenten devolverles
algo de lo que ya perdieron: la razón.
Estas personas se escudan en su ropaje,
para disfrazar la verdadera personalidad que les acompaña. Usted comprenderá
muy bien el porqué, de mis palabras, después del párrafo siguiente.
He visto varias veces el video de su boda
y cuando comenzaron a tocar la bella pieza del gran Piazzolla, Adiós Nonino, se
puede leer en su rostro las mismas letras que le escribo. En solo cuatro
minutos usted le da al mundo su explicación, en silencio, de lo que ha sufrido para
llegar al puesto que dignamente representa. Se puede observar, el profundo amor
que siente por su esposo, pero tan bien es posible sentir el dolor que la
música ocasiona. No era nostalgia. Pienso que era frustración por no poder gritar, la razón de su molestia.
Como yo no tengo un video, le mando mis
letras. Espero que sea claro quién es la culpable de tanta angustia en la vida
de mi mujer y la mía.
Soltad
Soltad el vaso reina mía, que
el exceso de soberbia es tontería;
el remordimiento no se desintegra
ni la sombra se borra al medio día.
Devolved la libertad mi soberana
a quien no tiene culpa y si castigo,
posponer es un lenguaje que apresa
las olas con la red del sin sentido.
Soltadlo pues, señora respetable,
porque no son los pocos gramos de un vaso
medio lleno lo que pesa, sino el brazo
sujetando tanto tiempo la condena.
Le agradezco su atención y quedo a sus órdenes, para cualquier aclaración
que estime conveniente.
Atentamente
Francisco Alberto Servin de Alba
Salvador, Bahía, Brasil