Carta Abierta
A Su Santidad el Papa Francisco
Al Sr. Ban Ki-moon
Secretario General de las Naciones Unidas
A los Organismos de Derechos Humanos
A la Prensa Internacional
A la Opinión Pública
"Los cínicos conocen el precio de todo y el valor de nada”
Oscar Wilde
Jugando con el tiempo (Quien es el titiritero?)
Setenta días después, de publicar otra carta abierta en donde explico la
terrible experiencia que me ha tocado vivir, junto con mi mujer, aquí en
Brasil, deseo hacer patente las respuestas por parte de las personas,
instituciones y organismos a los cuales iba dirigida: ninguna.
Disculpo a los organismos, pues los derechos humanos andan todos
deshilachados y no deben de tener suficiente personal como para recomponerlos.
Además, ellos no han provocado nada en este entuerto.
Las personas que dirigen las instituciones a las cuales hice referencia,
tal vez, no encontraron espacio en sus ocupadas agendas, para leerla o
les pareció una broma.
Quise esperar un tiempo, porque lo considere prudente. Reflexionar con
la tranquilidad necesaria es bueno (aunque nosotros no la tuvimos).
Mis adversarios, en cambio, la encontraron. Y puedo afirmar esto, a
través de su comportamiento: nos tuvieron en cuarentena. Así como los médicos
recomiendan aislar a quien porta alguna enfermedad contagiosa.
Nos aislaron. Con base en la incomunicación, han intentado llenar
nuestro espíritu de terror y odio, atacando directamente en nuestra vida
privada. Ellos han sumado a todas sus ventajas, licencias que no les
corresponden. Este asunto que es de índole mercantil, ellos lo llevaron al
rango personal.
Pero, han cometido muchos errores. El más preocupante, para su causa, es
la gran cantidad de personas y entidades que han involucrado con sus mentiras.
El hermetismo utilizado, para evitar se sepa de un delito, es mas allá de lo
normal.
Ver a funcionarios de alto rango (tanto del sector público, como de la
iniciativa privada), convertidos en títeres, es muy triste.
Observar a instituciones de gran prestigio, prestarse a un embuste que
las dejara marcadas para siempre, es patético.
Quien tiene tanto poder en Brasil, que el director de una compañía de
comunicación muy importante SIM (proveedora de internet y televisión), miente
cada vez que mi mujer le pide una explicación acerca de un adeudo que tiene con
nosotros? Estoy seguro que la empresa tiene con qué pagar, sin embargo, como él
lo ha expresado, no lo dejan.
Quien manda en este país, para que los representantes de un importante
tribunal hayan convertido en hamaca su
orgullosa toga?
Por qué, dos de los mejores centros de salud: el Hospital Sirio-Libanés
y el Hospital Albert Einstein, han colaborado en algo tan bajo, como negar la
atención médica a una persona que padece cáncer?
Quienes pueden engañar al máximo organismo de las telecomunicaciones,
como para manejar las agendas de ejecutivos importantes?
Que tanto dinero han invertido, para estar todo el día escuchando
nuestros teléfonos? Qué clase de tecnología controlan, que pueden estar, a toda
hora, en nuestros correos electrónicos?
Hace dos meses, con mucho esfuerzo, hemos comprado otra computadora que
estamos pagando en cuotas mensuales. Tardamos más en encender la máquina, que
en darnos cuenta de que nos espiaban: otra vez!
Así acostumbran, pues de esa manera roban información y tejen los
infundios.
Nuestra condena decretada por el tribunal de la soberbia, ha ido
demasiado lejos. Son más de seis años de torturas. Y solo por escribir un
libro. Qué, además, por la torpeza de sus actos, ilumina el mundo en que se
mueven.
No les ha sido suficiente la censura en contra de mi obra? Ese libro
tenía que haber visto la luz hace más de seis años y con su táctica de
distracción lo han dejado empacado hasta el día de hoy. La firma del contrato
por los derechos de mi libro, por parte de LAN, la línea aérea chilena, fue una
simulación para esconder algo más grave que la denuncia contenida en el texto.
También, con ayuda de, quien debe vigilar que se cumpla la ley, han ido
ganando tiempo para evitar delitos que prescriben. Pero se olvidan que existen
algunos que nunca caducan; y ya los cometieron.
Como explique en mi carta fechada el 11 de septiembre de este mismo año,
la brutalidad con la que hemos sido tratados, merecía la atención de las
mandatarias de Brasil y Chile. Por desgracia, la supremacía de estos personajes
sobre ambos Estados, es notoria.
Hoy vuelvo a escribir, con la esperanza no tan solo de encontrar una
respuesta, sino con la necesidad de la denuncia. Pues, considero injusto que
sigan protegidos, estos malhechores, por quienes deben custodiar la
normatividad.
Además, ellos han violado cuando menos el 60% de los artículos de la
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS, que signaron los Estados Miembros de
la Organización de las Naciones Unidas.
Este documento repudia el menosprecio de los derechos humanos. Que no es
distinto a lo que nos han hecho vivir los últimos seis años.
Estos miserables, quieren una sociedad de misántropos, pues saben que la
unión hace la fuerza. Por eso, inducen al caos, para enfrentar a todas las
partes y ellos quedar al margen de lo que provocan.
Pegan con la derecha y acarician con la izquierda. Un verdadero tándem.
Se mueven por las alturas en conjunción con sus pares, los de las
alcantarillas. Pero el hedor es el mismo.
Como viven de la apariencia les angustia la realidad, que es el espejo
de su conciencia.
Esta historia es como muchas existentes, en donde se tiene que ir
cubriendo la mentira usada de repente. Sin embargo, no es una historia común.
Aunque por la arrogancia de sus actores, la han convertido en vulgar.
Al llegar a Brasil, hace seis años y tres meses, mi equipaje venía lleno
de sueños, los que fueron derretidos no por el calor de esta tierra, sino por
las llamas que desprenden todos los integrantes de este atropello.
No tienen respeto alguno por la vida. Juegan con el tiempo pensando que
lo manejan.
Se les olvida que, ellos, son los títeres!!!
Durante setenta y cinco meses hemos sido víctimas del actuar doloso de
unos individuos sin escrúpulos. Canallas que fijaron su objetivo en el dinero
mal habido. Sin pensar, siquiera, que el peso de la cartera no les permitirá
caminar en paz, el resto de sus días.
Atentamente
Francisco Alberto Servin de Alba
A los 21 días de noviembre de 2014
Salvador, Bahía, Brasil.